Para producir los antivenenos, lo que se necesita, básicamente, es el veneno. En Tucumán, los antídotos que se usan para suministrarles a los pacientes que sufren picaduras o mordeduras llegan desde el Instituto Malbrán.
Allí se fabrican al año unas 22.000 dosis de siete antídotos. En Tucumán se necesitan seis: uno para la picadura de alacranes (es el mismo suero para las dos especies), dos para las arañas (del rincón y la viuda negra) y tres para serpientes (coral, yarará, cascabel).
Los biólogos de ese instituto se encargan de meterse en los lugares más impensados en busca de escorpiones, serpientes, arañas. De estas especies ellos deben extraer el veneno que tienen, en medio de procedimientos de máxima seguridad.
Lo que sigue después es hacer el antídoto con sangre de caballo, explica en toxicólogo Alfredo Córdoba. Se inoculan dosis pequeñas del veneno en la sangre del animal para que produzca anticuerpos. Así se forman los sueros que se administran luego a los pacientes para que neutralicen el veneno cuando son picados o mordidos.
Los antídotos no se consiguen en farmacias. Están disponibles estratégicamente en los hospitales más importantes:
- Hospital del niño Jesús
- Hospital Padilla
- Hospital Centro de Salud
- Hospital de Monteros
- Hospital Regional de Concepción
- Hospital Eva Perón
- Hospital Avellaneda
- Hospital de Tafi del Valle